Cuando se dice Borgoña se piensa en vinos excepcionales y parajes idilicos que van hacia castillos de cuentos de hadas. La verdad esa era nuestra idea de la region, pero resulta ser un producto de marketing y nos dimos cuenta que otros lugares de Francia menos famosos son mucho mejores.

La region de Borgoña fue nuestro stop en el viaje Alsace y Alemania, tanto de ida como de regreso, para hacernos el trayecto mas llevadero y por supuesto conocer cosas nuevas.

Visita a Beaune, noche en el B&B Becassine et Ficelle

En la ida hicimos viaje directo hasta Beaune, un pueblo de unas 20mil personas, situado en el departamento de Côte d’Or en Borgoña. Esta situado a solo 45km del sur de Dijon, para los que tengan tiempo pueden organizarse y visitar las 2 ciudades. Beaune es muy bonita, pequeña en unas cuantas horas se puede visitar. Pero sobretodo lo que se debe ver aqui es el Hospicio. Una obra arquitectura gotica del siglo 15, realmente para disfrutar. Esta muy bien conservada, en un par de horas se puede realizar la visita del museo completo y contemplar los singulares techados. La entrada cuesta 7 € e incluye la audioguida en el idioma que prefieran.

Esta parada fué perfecta, para abrir las vacaciones!

bourgogne - borgoña

En esta etapa, dormimos en el Bed & Breakfast Bécassine et Ficelle. Un lugar encantador gerenciado por una pareja adorable. Los nombres de Becassine et Ficelle vienen de una burra y el perro de la casa. La estadía es de total campiña, cerca de la naturaleza, bien cerca de la tierra, los árboles de frutas y los animales. el B&B tiene un gran terreno en el fondo con gallinas, patos, una cabra, una oveja y una burra, la famosa Becassine.

En Becassine y Ficelle, los animales están al alcance de la mano pero sin que fastidie a quien no quiera compartir demasiado con ellos. Ficelle es adorable, es imposible no llegar a sentir cariño por ella, así se esté poco tiempo en el lugar. Y sobre el lugar que se puede decir, una decoración donde se une lo moderno y lo antiguo, que transporta a una Francia de otra época, pero con todas las comodidades y modernidad de la vida actual, entre colores azules pasteles y blanco, todo es zen y pero a la vez cargado de detalles. Sin embargo, la cantidad de detalles no recargan demasiado el ambiente, más bien lo hacen mágico. En cada rincón se descubre un detalle, todo hecho a mano por la dueña.

De aqui salimos rumbo a la region de Alsace, los detalles y las fotos de lo que sigue los podran encontrar en esta nota: Entre Alsace y la Selva Negra

Chardonnay y el B&B Le Clos du Grand Bois

De regreso de Alemania nos detuvimos de nuevo por la region con el fin de conocer un poco mas. Dormimos como siempre en una maison d’hotes, bonita, muy limpia, pero con toda honestidad muy fria, su dueño hace un poco la diferencia, pero uno se siente muy distinto de como te puedes sentir en lugares como Becassine et Ficelle. La habitación era gigantesca igualmente el baño, la decoración austera, te da la impresión de estar en la habitación de un monasterio, pero entre gusto y colores. Quizá a mi no me guste pero si a otros.

El dia que llegamos estabamos cansados, decidimos de hacer las visitas al día siguiente. Por fortuna habiamos traído de comer desde Alemania, el lugar esta realmente en medio del campo, y no habia nada a la vista para comer. No proponen nada para comer, pero se puede comprar vino, que ellos mismos hacen, bastante bueno ademas. Esto nos sirvio para acompanar nuestra comida.

Al día siguiente nos levantamos temprano y tomamos el desayuno, otra gran decepción porque el desayuno no es copioso, no hay nada salado en la mesa, y es colectivo, una gran mesa para todos los que duermen en el mismo lugar. De nuevo, entre gustos y colores!. Durante el desayuno el propietario tuvo la cortesía de sentarse con nosotros y hablarnos de la región, nos invitó a un festival que él mismo habia organizado con los vignerons del lugar, algo que llaman el Chardonnay Day. Y pues decidimos que iriamos luego de pasar el dia de visita. Menos mal que hubo esa actividad que salvo el dia, porque sino esta parada hubiese sido la decepcion total.

La maison d’hotes Le Clos du Grand Bois era buena pero no nos conquistó del todo, el lugar era tan frío como lo fue el recibimiento. Los cuartos son inmensos, al punto de parecer vacios, ya que las camas se encuentran al fondo. Nosotros en una habitación triple hubieramos podido tener una distribución diferente de las camas que hiciera el lugar más acogedor, o quizá un pequeño recibidor.

En este Bed and Breakfast, no había donde colocar las cosas o donde sentarnos los tres a charlar. El baño iba en la misma tónica, no puedo negar que la limpieza de todo era impecable, pero lo austero de la decoracion te da la impresion de estar en un monasterio, y despues que te han recibido de manera super distante y dandote solo las reglas de uso, te preguntas si no llegaste a un convento de clausura. Los espejos del baño estaban mal colocados, imposible de verse si nos mides al menos 1,80m.

Siendo la región  famosa por los castillos nos fuimos a visitar un par, también teníamos en mira los viñedos. Pero bueno al final nada fue lo que esperabamos.  Nos paramos primero en una ciudad medieval que estaba en la via y donde estaba el primer castillo, pero ahi tuvimos nuestra primera decepcion. La ciudad muy pequeñita, parecía abandonada, todo cerrado, salvo una pequeña tiendita de souvenirs. El castillo debia pagarse, y al final no se veia como una gran cosa que mereciera el precio. Nos reimos un rato de «la ciudad» medieval, hicimos un par de fotos y nos fuimos. Viniendo del Suroeste de Francia, conocemos mejores ciudades y hasta pueblos medievales que éste.

De ahí seguimos a nuestro destino principal que era visitar el Chateau de Cormatin, bueno qué decir de esta visita, que empezó mal. Llegamos a la taquilla a comprar la entrada, número uno no aceptan los cheques vacances, extraño, en casi todos los lugares de visitas los aceptan. Decidimos tomar la entrada más barata porque no queríamos hacer una visita guiada, y nos parece que el resto nos tomaría bastante tiempo. Error! Si no tomas la famosa visita guiada del castillo solo te dejan ver unas salas mal conservadas, me parece de extremado mal gusto. Los jardines estan medianamente bien conservados y en 10 minutos se ven.

El estanque que rodea al castillo es un auténtico asco. Ya de entrada la cosa empezó mal porque la señora era muy mal educada y con muy mal trato al visitante, a todo el mundo lo trataba como si tuviese 10 años y fuese parte de un grupo de escuela. Ella se sentía como en su olimpo de la taquilla y solo ella tenía la verdad en mano, como cuando nos quería hacer pagar mas y me decía que yo estaba equivocada, menos mal que el precio estaba escrito en su propio olimpo de taquilla, y que sé multiplicar muy bien. Sino en vez de 6€ nos cobraba 8€ a cada uno, un precio inexistente en la lista. Y ya 6€ me pareció un robo!.

A la salida del famoso castillo nos enrumbamos hacia los viñedos, pensando en buscar algo de comer antes. En estos pueblos si no tienes algo de comer y te toma su hora de almuerzo, muere de hambre, nunca encontrarás una panaderia o un súper abierto. Andando nos paramos en Mersault que nos pareció el pueblo mas bonito, y un buen lugar quiza para comer. Dos restaurantes con comidas banales nos persuadieron de lo contrario, decidimos de hacernos unos paninos con lo que teníamos en el auto pero necesitabamos pan y las panaderías estaban cerradas así que a esperar.

Después de comer se nos hizo la hora de la abertura y tentamos en dos lugares, en ambas el recibimiento no fue caluroso, al contrario. En uno entramos y una chica se nos acercó y simplemente nos dió una hoja con la lista de precios de los vinos, sin mediar palabra. Luego le preguntamos si se podían degustar los vinos y nos dijo que si, pagando 20€. Nos pareció un precio abusivo y nos fuimos. Eramos 3 personas, en total hubiesen sido 60€ que puedes gastar en una excelente botella de vino. La otra tentativa no fue mejor, la primera pregunta que nos hicieron era que cuanto queriamos gastar, y esa no es manera de empezar una acquisicion de vino. Hay excelentes vinos que cuestan poco y otros muy caros que no meritan mas de 3 euros. Para nosotros el precio no quiere decir nada, y lo importante es encontrar esos vinos que te despiertan los sentidos en un instante. Nos propusieron  de degustar el famoso Cremant de la region, que no nos parecio nada espectacular, es una especie de Prosecco que se debe pagar mucho mas caro.

El hecho es que como van viendo, el paseo por la Borgoña no ha sido lo que esperabamos, el trato de la gente es altanero y distante, como si ya tuvieran el cielo comprado y tu vienes a rogarle un pedazo. Lo cierto es que paisajísticamente la región no es extremandamente interesante, y a nivel de arquitectura, salvo los castillos (y a ver si están bien conservados!) la verdad no volveríamos a visitarla, la dejaríamos como zona de paso. El Suroeste francés que es menos famoso es muchísimas veces más hermoso, está llenos de pueblos interesantes, de paisajes de campiña de postal, y nada de esto lo encontramos en Borgoña.

Lo que si al menos nos salvo la parada fue el Chardonnay Day, ese dia logramos encontrar lo que buscabamos en las visitas a los pueblos famosos; conocer los productores de vinos, dejarte envolver por sus descripciones de secretos de elaboracion, por la pasion al describir sus vinos. Y no la distancia y arrogancia de un comercial que ni siquiera sabia que el pueblo de Chardonay existia.

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