Luego de algunos días en Boston, viajamos en auto hasta la capital financiera de los Estado Unidos: New York. Qué puede decir de esta ciudad que no se haya ya dicho, creo que casi nada, probablemente sus imágenes hablarán de ella misma mucho más que las palabras, aunque no podré dejar de hacer mis comentarios sobre ella, pues sería imposible.

Llegamos a New York por la parte norte, atravesando uno de sus numerosos puentes, el Washington Bridge, que solicita la módica suma de 7$ de peaje (toll). Desde allí se llega más fácilmente a la zona en la cual nos íbamos a alojar, en casa de un amigo en Inwood, en el norte de la isla de Manhattan; separado del Bronx que es bastante grande por el Harlem River.

Una cosa con la que no contamos fue equivocarnos y no tomar en un cruce, la calle que nos indicaba el GPS. Terminamos en una de las grandes turnpikes que rodea manhattan y conducen directo hacia la parte sur, cuando pudimos salimos y nos regresamos por las calles dentro de la ciudad, con lo que una vez mas no contamos es que el GPS captaba muy mal con los grandes edificios, y perdía la señal. Siguiendo nuestra intuición llegamos al destino, y nos sirvió de visita rápida de la ciudad en medio del tráfico, lo que nos confirmo que New York no se debe visitar con auto.

El ultra filmado y fotografiado Central Park de New York

A la mañana siguiente, nuestro primer punto de encuentro fue el Central Park, bueno, una parte de él, fuimos varias veces al parque, porque es enorme. No hay que olvidar que se tran de 340 hectareas de parque y la única manera de conocerlo un poco es dedicarle varios días, y visitarlo por zonas. La parte norte se considera menos interesante, porque es una parte menos arreglada, con menos lugares emblemáticos. Asi que la pueden sacrificar y dedicar tiempo a otras.

El puente Bow Bridge, que está hecho en metal de fundición, es archi conocido por muchas películas y pasar sobre él es toda una experiencia.

The Ramble

Este parque es sin duda fantástico en cualquier época del año, pero en otoño los colores hacen cuadros magníficos hasta del rincón más anónimo.

Todos los matices de rojos, amarillos y naranjas mezclados en el verde que aún perdura, son posibles durante una sola caminata. Cada rincón del parque nos regaló una tarjeta postal perfecta. A cualquier sitio donde vieramos el paisaje nos llenaba los ojos.

The Lake

Un lugar que en otoño es mas que hermoso, es un paseo al que apodan ‘the Mall Literay Walk‘ (el centro comercial), mientras se recorre este lugar, si una ligera brisa sopla, se pueden contemplar las hojas amarillas caer con gracia y de manera muy bucólica.

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