Desde Osaka ir a Kyoto es la cosa mas fácil del mundo. Hay montones de trenes, y el billete no cuesta gran cosa. Desde la estación de Umeda se puede ir en una especie de tren regional, que tarda una media hora. Los trenes pasan bastante seguido, así que basta colocarse en las famosas marcas del suelo que indican donde hacer la cola, y esperar.

Teniendo la estación tan cerca del hotel, en poco tiempo ya nos encontrábamos esperando el tren. Aprovechamos para ver también como funcionaba el sistema, y una vez que se comprende es bastante fácil. En el suelo están las marcas correspondientes a cada vagón, se indican también los vagones para solo mujeres o con preferencia familiar.

Así, puntual, como son los japoneses, llego nuestro tren, y con suerte conseguimos donde sentarnos. En este tren no se reserva los puestos.

Saliendo de Osaka se ve como se van reduciendo el numero de pisos de los edificios, y se pasa a edificios de dimensiones mas pequeñas. Casas que se aglutinan unas contra otras. La verdad no da la sensación de salir de una ciudad para entrar a otra, sino como si simplemente se cambiara de una parte de la ciudad a otra un poco menos moderna.

Nuestras primeras impresiones de Kyoto

Así llegamos a la estación de Kyoto, descendemos, y hay un frenesí increíble de gente. Nos da la impresión que hay mucha mas gente aquí que en Osaka. Buscamos inicialmente la salida, y enseguida donde ir a recuperar nuestros pass de JR. Así aprovechando que ya estábamos en la estación, y así ya los tendríamos con tiempo. Entramos en una oficina donde venden los billetes de tren, y allí tienen una fila dedicada a los pass. Fue todo muy sencillo y rápido, solo se debe completar un formulario que da el agente y te dan los pass. Listo!!

Creo que fue mas complicado conseguir donde estaba la salida del hotel donde tomar un taxi que lo de los pass. Al final como no sabíamos mucho como hacer para ir al hotel, tomamos un taxi. No costo mucho, pagamos el equivalente de unos 10€. Luego supimos que podíamos haber tomado el metro, porque había una esta muy cerca del hotel, pero no teníamos muy claro este asunto al llegar.

En unos quince minutos llegamos al hotel, para nuestra primera parte en Kyoto nos alojamos en el Hotel Nishitetsu Solaria Kyoto Premier. Cerca del rio, en una zona conocida como Sanjo, y cerca igualmente de la estación de trenes con el mismo nombre. Esta un poco mas al notre de la ciudad y nos parecía práctico para movernos hacia Arashiyama que era nuestro primer objetivo a visitar.

Habíamos leído que visitar Arashiyama tomaba un día entero, así que lo haríamos al día siguiente, el mismo dia que llegamos nos fuimos a caminar para explorar la zona, y teníamos una media intención de visitar el palacio imperial, pero solo logramos verlo por fuera, y visitar los jardines. Era lunes, y tomen nota, los lunes el palacio imperial esta cerrado al publico. Después de caminar pero que mucho, estábamos super agotados, decidimos regresar al hotel y ver qué podríamos comer.

kyoto hotel
Habitación Hotel Solaria Kyoto

Los alrededores del Nishitetsu Solaria son bastante bonitos, la calle bordea un riachuelo, el Misosogi River, que es bastante coreográfico y que da un ambiente hermosísimo al lugar. También, muy cerca a pie, se puede llegar a las galerías de Teramachi. Un montón de tiendas ubicadas en unos interminables pasillos techados. Pasamos por aquí de regreso al hotel, cuando veníamos del Palacio Imperial, la verdad no buscábamos el lugar, y de pronto nos encontramos en este laberinto de calles techadas, que daban la impresión de un centro comercial con pasillos infinitos.

Al momento del check-in habíamos preguntado por nuestras maletas, que llegarían al dia siguiente, habíamos previsto tener todo los suficiente para la primera noche, así que no teníamos problema alguno.

Visita del Norte de Kyoto. Arashiyama

Al dia siguiente nos levantamos temprano para ir a Arashiyama, una de las visitas que mas apreciamos en Kyoto. Es una zona al noroeste de la ciudad, mucho menos densa a nivel urbano, y mucho mas verde. Lo logico es ir allí para visitar el famoso pasillo de Bambúes, pero la verdad hay mucho que ver, cuenta con templos magníficos, con calles pintorescas, por ello se debe considerar un dia completo para visitar esta zona, y seguro seguro, que se tendrá que escoger qué ver, por que no es posible ver todo.

Se puede tomar un autobús, cuya ultima parada es justamente Arashiyama, un poco antes del puente Kotokiki. Si se quiere ir al bosque de Bambús de Sagano, desde la parada aun queda un trayecto mas o menos largo de caminata, pero no imposible. La verdad consideramos que la visita a este lugar no debe llevar como único objetivo este bosque, ya que hay mucho mas que ver.

Hay dos maneras de llegar hasta el bosque de Bambús, pero me parece que ir atravesando el Parque Kameyama, es la mejor. Para llegar hasta la entrada del parque hay que bordear el rio Katsura, caminando por un hermoso y agradable bulevar.

Desde el parque se puede observar Kyoto, si el clima lo permite, a nosotros nos lo permitió. Llegamos a lo alto y entramos a los jardines de Okochi Sanso, donde se encuentra la casa en estilo Samurai de un actor llamado Denjiro Okochi. La entrada incluye un te verde con un pequeño dulce típico japonés, por eso se paga un poco mas que habitualmente las entradas a los jardines y templos (donde se paga, porque hay muchos de entrada libre). Hay unos jardines super lindos con ángulos muy fotogénicos, y cada vez se puede admirar Kyoto desde diversos puntos de vista.

La entrada de estos jardines esta cerca del inicio del bosque de bambúes, si se quiere visitar Okochi Sanso, se debe hacer antes de recorrer el bosque de bambúes que conducen hacia la salida del parque.

Luego de recorrer los jardines se llega a la casa de té, que es igualmente sumamente fotogénica, enclavada en medio de un bosque de bambúes, lo cual la da una sombra de encanto. Sentarnos fue algo que agradecimos mucho, y enseguida vino una señora que nos dijo algo en japonés que no entendimos y luego tickets tickets, le dimos el ticket de té, hizo igual con la mesa detrás de nosotros y a una velocidad casi supersónica se presento de nuevo con una bandeja con varios tés, incluido el nuestro.

El té venia acompañado de un pequeño dulce (ultra dulce) envuelto en un hermosísimo papel. El té, aah el té, es lo que llaman Té verde Macha, nada que ver con las bolsitas de té verde que uno toma habitualmente; es una bebida mas densa, y de un sabor super intenso. Ahi supimos por qué el dulce, era tan dulce. Es lo que te permite pasar el té que no es endulzado. Personalmente no me gusto porque es muy fuerte, pero tiene sus adeptos.

Después de un descanso en esta super relajante casa de té, nos dirigimos hacia el bosque de bambúes. Ya habíamos visto uno similar en la Bambouserai de Anduze (que no tiene nada que envidiarle). Por lo que no nos sorprendió. Solo el paso de personas en traje tradicional nos hizo un cuadro de espectáculo, y es lo que nos recuerda que estamos en la tradicional Kyoto. En este pasillo se aglomera una cantidad increíble de personas y no es fácil tomarse una foto donde no se esté con cientos detrás y al lado, pero con astucia y rapidez lo logramos.

Bosque de Bambues de Arashiyama

El bosque es muy bonito, pero nos cautivó mucho más el camino que seguía, bordeando templos y otros jardines, hasta llegar a un pequeño templo Nonomiya-Jinja Shrine, atiborrado de chinos que gritaban en todas direcciones. Nos alejamos del bullicio para admirar mejor el lugar y tomar algunas fotos en un pequeño jardin que le circunda.

Continuamos nuestro recorrido, tratando de no seguir la masa, y fuimos descubriendo la entrada de algunos templos y palacios. Por cada uno debe pagarse unos 500Y, decidimos seguir, y seguir descubriendo lo que había. Continuamos caminando y salimos a una calle lindísima, super concurrida, llena de negocios muy bonitos. Bajando por esta calle se llegaba de nuevo a la parada del bus, pero no pretendíamos irnos todavía.

Bajamos por la calle, y decidimos tomar una nueva pausa, comprando un helado de té verde y cereza en un local muy bonito, en el que puedes sentarte a admirar la gente que pasa. Genial ver las chicas en traje tradicional subir en grupos. Luego del helado, continuamos y a mano derecha se entra a una zona de templos: Nahui-in, Sanshu-in et Jinsa-in, hasta llegar al Tenryuji que es el único que pide pagar una entrada, a 500Y si es solo el templo, y 800Y con los jardines.

Nosotros visitamos todos los demás, y como ya habíamos hecho kilómetros a pie, nos bastaba y sobraba. Siempre hay que elegir, y además siendo nuestro primer dia de visita tradicional, no queríamos agobiarnos y en Kyoto hay que dosificar la visita de templos, porque es que sino no acabas nunca.

Seguimos nuestra ruta a pie, entrando por calles y callecitas, no teniendo un rumbo fijo particular, eso nos encanta, porque así logramos descubrir cosas, y se siente la libertad de avanzar como queramos y según nos sentimos. Así llegamos a un pequeño jardin zen, muy lindo.

Al lado había un restaurant precioso, estábamos buscando donde tomar un té y comernos un postre, pero allí solo servían comidas completas, así que seguimos nuestro camino. Nos paramos a comprar por primera vez una limonada en una de las tantos distribuidores automáticos de bebidas. Al seguir nos topamos con la entrada de un hotel bellísimo, que indicaba restaurant y un salon de té. Nos dijimos que seria un buen lugar para hacer una pausa y tomar nuestro postre. Estaba totalmente apartado del bullicio de los turistas, en una zona verde, al borde del rio y con construcciones de corte tradicional, muy hermosas. El lugar se llama Cafe Hassui y es parte del Suiran Luxury Collection Hotel, un hotel de lujo al borde del rio, muy hermoso. Un alojamiento ciertamente caro pero aue se encuentra situado en una zona muy calmada y verde, pero alejada del centro de Kyoto.

En este café cada uno se tomo un postre de los 4 o 5 propuestos. Acompañado de un café. yo me comí algo con té verde, y dentro tenia un relleno que nunca logre descifrar en sabor, algo entre café y caramelo, pero no era particularmente dulce. Mi esposo se comió una especie de ensalada de frutas reinventada, porque todos los pedazos de fruta eran como cubos del gelatina de frutas, incluida una de algo que no habíamos probado hasta ese momento y que debo confesar que me hechizo su gusto, el Yuzu.

Después de esta extremadamente agradable y relajante pausa, apartados del ruido, nos sumergimos de nuevo entre los turistas regresando hacia el puente en el que iniciamos nuestro dia, lo cruzamos para explorar lo que había del otro lado. vimos que esta la entrada de un parque que llama el Monkey Parc, hay que subir bastante hasta llegar a una zona plana en la alto de la colina, donde se encuentran monos en libertad. La verdad subir ya a esa hora no lo teníamos muy claro, estábamos cansados de los kilómetros recorridos durante el dia, y no nos llamaba mucho la atención de tener monos en libertad alrededor. Así que seguimos caminando un poco al borde del rio, admirando la vista desde ese otro lado. Hasta que ya no dábamos mas, y decidimos ir a la parada del bus para regresar al hotel.

Probando nuevas comidas

Después de una merecida ducha y de quedar bien acicalados, nos fuimos a una de nuestras actividades favoritas de este viaje: buscar donde comer. El día anterior ya habíamos visto un lugar que estaba cerca del hotel, y en el que no pudimos comer porque no había lugar, y entendimos que había que reservar. Como pudimos, hicimos una reservación antes de irnos a caminar en la búsqueda de efectivo. Nos dijeron que el lugar estaba lleno, pero que podíamos comer antes de las 20h00 sin problema. Dimos una vuelta antes, y finalmente de regreso nos instalamos en el bar del pequeñito restaurant.

El concepto nos gusto mucho, tienen una gran cantidad de vegetales cortados, puestos en recipientes a lo largo del bar, uno escoge el vegetal que quiere y te lo cocinan al momento con algún acompañante. Hay un precio único por plato de vegetales, y luego otros pocos platos en el menú, como arroz, tortilla japonesa, ensalada. La verdad no conocía la mitad de los vegetales expuestos encima del bar, pero eso era una de las cosas más intersantes del lugar, probar nuevas cosas.

El restaurant se llama Isoya y forma parte de un pequeño grupo de restaurantes que trabaja con productos de agricultores locales.

Restaurant Isoya

Después de esa fabulosa comida, pues a caminar un rato por las lindísimas calles a lo largo del riachuelo. Pasamos al Seven-Eleven para comprarnos unos paraguas en prevision del mal tiempo que llegaría el dia siguiente. Yo tenía mi obsesión de comprar un paraguas de esos transparentes. Y la verdad que genial.

La mañana siguiente, como previsto, llovía bastante. Tomamos nuestro paragua, junto a uno que nos prestaba el hotel, y nos fuimos caminando a una Boulangerie (en la planta baja del Hotel Royal Park Kyoto) donde habíamos comido un poco antes de ir a Arashiyama, este dia decidimos de tomar un verdadero desayuno, como los que habíamos visto el dia anterior, pero que no tomamos porque no queríamos tardar mucho. La verdad que estuvo fabuloso, excelente calidad y a un precio mas que razonable.

Después de nuestra reconfortante comida, de regreso al hotel para buscar nuestra maletita y enrumbarnos a la estación de trenes. Nos despedimos momentáneamente de Kyoto y nos vamos a Kanazawa. Teníamos planeado tomar el tren de las 13h, pero visto el mal tiempo que hace, decidimos de irnos antes.

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