Covid-19 ¿Viajar con inteligencia colectiva, es posible?
Con la pandemia de Covid-19 todos los días surgen comentarios e ideas de lo que será la industria de viajes y turismo desde ahora. ¿Pero qué hacemos nosotros mismos para mejorar esta industria siendo los principales actores?
Siempre me he decantado por viajes a lugares con poca gente, nunca he apreciado visitar un patrimonio con cientos de personas, ni hacer la cola para hacerme la foto que todos ya publicaron en Instagram y que alguno debe absolutamente igualar. Eso no me parece conocer realmente un patrimonio sino ir a verlo como quien hace un rally y va marcando una checklist. Con las nuevas reglas en discusión, que ahora me digan que a un lugar solo pueden entrar el 30 o 40% del aforo por causa del Covid-19, no me asusta, y al contrario, lo aplaudo. El turismo se ha convertido de alguna manera en una industria grotesca en algunos puntos del planeta.
Si bien es cierto que es una fuente de ingreso para un montón de personas, es también cierto que las personas respetan cada vez menos el lugar al que van, y que no tienen consideración alguna con la población local. Leer noticias de turistas que se van sin preparación alguna y que pretenden vivir de la amabilidad de la gente del lugar, es una vergüenza y una falta de respeto al país al que llegan.
Curiosamente estos turistas en su mayoría vienen de países considerados desarrollados, con leyes de inmigración bien estrictas que no permitirían jamás a un turista ingresar sin suficiente dinero y que seria seguramente encarcelado por hacer la misma cosa. Entonces por qué ir a un lugar a hacer lo que en tu país es ilegal, solo porque ese otro país es más amable, ¿y piensa menos en las restricciones porque no tenían anteriormente ese tipo de problemas? ¿Aceptarían que turistas se comporten de mala manera en sus localidades de origen?
De la misma manera, muchos extranjeros llegan a un país para invertir en turismo, y terminan transformando su naturaleza y sus orígenes. Convirtiéndolo en un lugar más del montón que se diferencia solo por un clima o la vegetación. Fomentemos un poco el respeto a las tradiciones y elementos locales, no queramos encontrar las construcciones americanas en medio del pacifico, la pizza en Japón, el ceviche en noruega… apreciemos cada lugar por lo que ofrece de manera particular, pero fomentemos que ciertas cosas sean universales, como el agua potable, la electricidad, la higiene, el transporte… en eso sí, seamos intransigentes, porque le estaremos haciendo un favor a la población local.
Tampoco podemos continuar a ver la pobreza como algo auténtico y folclórico, como la anécdota simpática que encontramos en un país. Que las viviendas sean del siglo pasado y en pésimas condiciones, no tiene nada de auténtico, qué la gente deba hacerse kilómetros para conseguir agua y comida, les aseguro, y pregúntele al que lo hace, eso, no tiene nada de folclórico y auténtico. Y si bien, mucho americano, y europeo ve eso, como un gran circo, hay que recordar que estamos hablando de la vida de la gente.
El hecho es que debemos pensar de otra manera, el Covid-19 nos limitará nuestra manera de viajar durante un tiempo, pero usémoslo para apreciar estos viajes de otra manera y sobretodo pensar que no todo gira en torno a nosotros mismos. Que debemos pensar a nuestros compañeros de viaje, a las personas que nos reciben, pensar en las personas que ejercen su trabajo mientras nosotros estamos de vacaciones. Quizá debemos hacer menos viajes, pero de mejor calidad, dedicando más tiempo a un lugar, visitando menos puntos en una misma ciudad, pero tratando de conocerlos verdaderamente. Caminen por las ciudades como un ciudadano más, coman donde todos comen. Recuerden que mientras tu estás conociendo, otros están haciendo sus vidas, y tratemos de no fastidiarles el día, sino de hacerlo más agradable. Hay cola en el lugar al que iban?, pasen a otro, seguro se sorprenderán de encontrar cosas que no aparecen en ninguna guía, ni en los 100 spots de ver antes de los 30, ni en las mejores fotos de Instagram.